Preparándome
Se perfectamente que tarde o temprano tendré que enfrentarme, cara a cara, es inevitable, no vale hacerse el tonto, dejarlo para mañana con la esperanza que pase de largo, que se olvide de mí. Soy iluso, siempre está ahí presente, aunque no me de cuenta, aunque sueñe y huya lejos, es lista, hasta a veces me atrae su encuentro e incluso me inunda de tranquilidad o simplemente busco su compañía. Pero nunca pensé que la iba a tener siempre a mi lado, nunca pensé que me iba a perseguir fuera donde fuera. Es difícil engañarla.
Estoy harto de batallas en las que cuando gano creo que será la batalla final y se rie de mi sabiendo que pronto tendremos otro enfrentamiento y entonces ganará haciéndome ver el encuentro con mi realidad, esto ya me cansa. Tengo que prepararme para la lucha total, no habrá más enfrentamientos, será el último, no me importará perder, pero quiero saber a que atenerme.Tengo que prepararme.
"... A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio.
Tú que atormentas mis noches cuando no sé que camino de mi vida tomar... Te he pagado cien veces mi deuda.
De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad".
Bueno siempre quedará una última esperanza de evitar dicha confrontación. Pero de momento esta aparcada.
Maktub.
Estoy harto de batallas en las que cuando gano creo que será la batalla final y se rie de mi sabiendo que pronto tendremos otro enfrentamiento y entonces ganará haciéndome ver el encuentro con mi realidad, esto ya me cansa. Tengo que prepararme para la lucha total, no habrá más enfrentamientos, será el último, no me importará perder, pero quiero saber a que atenerme.Tengo que prepararme.
"... A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio.
Tú que atormentas mis noches cuando no sé que camino de mi vida tomar... Te he pagado cien veces mi deuda.
De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad".
Bueno siempre quedará una última esperanza de evitar dicha confrontación. Pero de momento esta aparcada.
Maktub.
3 comentarios
Luis -
pitijopo -
Belén -