Lo que hay que ver
Dije al principio de empezar el blog que no iba a hablar de ella, pero es que es inevitable, solo con las cosas que tiene ya daría para postear todos los días. Una pena que mis limitaciones literarias e irónicas no den para más porque seguro sería una caña de blog.
Resulta que nos hemos mudado de oficina y como siempre lo han diseñado con el culo, antes estabamos distribuidos (provisionalmente para cuatro meses) todos mis compañeros/as en tres plantas de una antiguo palacete, venía bien porque en once meses que estuvimos allá hice piernas. A ella, al estar en la segunda planta y no tener que pasar por mi despacho para nada, casi ni la veía y la verdad que algún día pensé incluso que no tenía jefa; claro, no me llamaba porque en lo que tardaba en llegar a su despacho se le olvidaba muchas veces lo que quería pedirme.
Pues bien si antes hacía piernas, ahora voy a hacer manitas porque nos han metido a once personas en un cuchitril. Para poder salir de mi trinchera tengo que pedir a mi compañero que por favor se aparte un poquito; ya tengo calculadas las distancias y he tenido que poner frenos a las ruedas de mi silla no sea que con un estornudo rompa la bandeja del fax o me lleve por delante la impresora que la tengo a modo de muralla.
Pero me estoy yendo del tema. La tengo a ella en el despachito de al lado, justo al lado, donde bien cabrían cuatro personas cómodamente trabajando. Decidimos proponerla que se solidarizara con nosotros y cediera un par de baldosas corriendo la mampara que hay a modo de separación entre dos mundos bien diferentes para que estuviéramos nosotros más amplios, pero desistimos al oír su primer comentario: ¡Uy, pero que bien están todos aquí! ¡Vaya que despachito más pequeño tengo y encima sin sofá, habrá que pedir uno! Bueno, se lo propusimos de todas formas. En mi vida he visto a una persona que ante la evidencia trate de convencernos de todo lo contrario, pero lo que más alucino es que lo diga convencida de ello, solo su verdad es la verdadera, no hay otro enfoque distinto aunque para la mayoría sea lo más evidente. Y lo más cojonudo, quiere quitarnos más de la mitad del archivo para que le pongan un servicio para ella y así no mear con la plebe. Ya me veo con otra muralla a mi lado izquierdo de la mesa fabricada de expedientes.
Ayer me tuvo toda la mañana dando órdenes (con el trabajo que tengo), que estos cables no deberían ir por aquí, que llame a quien sea para que cambien una baldosa de sitio, que a parte del sofá quiere una mesa auxiliar para el ordenador... como si yo fuera el que ha diseñado la oficina o el encargado de bienes muebles del ministerio. Espero que se acomodé pronto a su humilde despachito y así me deje trabajar tranquilamente, yo solo quiero currar, sacar mi trabajo y dejarme de tonterías.
Maktub.
Resulta que nos hemos mudado de oficina y como siempre lo han diseñado con el culo, antes estabamos distribuidos (provisionalmente para cuatro meses) todos mis compañeros/as en tres plantas de una antiguo palacete, venía bien porque en once meses que estuvimos allá hice piernas. A ella, al estar en la segunda planta y no tener que pasar por mi despacho para nada, casi ni la veía y la verdad que algún día pensé incluso que no tenía jefa; claro, no me llamaba porque en lo que tardaba en llegar a su despacho se le olvidaba muchas veces lo que quería pedirme.
Pues bien si antes hacía piernas, ahora voy a hacer manitas porque nos han metido a once personas en un cuchitril. Para poder salir de mi trinchera tengo que pedir a mi compañero que por favor se aparte un poquito; ya tengo calculadas las distancias y he tenido que poner frenos a las ruedas de mi silla no sea que con un estornudo rompa la bandeja del fax o me lleve por delante la impresora que la tengo a modo de muralla.
Pero me estoy yendo del tema. La tengo a ella en el despachito de al lado, justo al lado, donde bien cabrían cuatro personas cómodamente trabajando. Decidimos proponerla que se solidarizara con nosotros y cediera un par de baldosas corriendo la mampara que hay a modo de separación entre dos mundos bien diferentes para que estuviéramos nosotros más amplios, pero desistimos al oír su primer comentario: ¡Uy, pero que bien están todos aquí! ¡Vaya que despachito más pequeño tengo y encima sin sofá, habrá que pedir uno! Bueno, se lo propusimos de todas formas. En mi vida he visto a una persona que ante la evidencia trate de convencernos de todo lo contrario, pero lo que más alucino es que lo diga convencida de ello, solo su verdad es la verdadera, no hay otro enfoque distinto aunque para la mayoría sea lo más evidente. Y lo más cojonudo, quiere quitarnos más de la mitad del archivo para que le pongan un servicio para ella y así no mear con la plebe. Ya me veo con otra muralla a mi lado izquierdo de la mesa fabricada de expedientes.
Ayer me tuvo toda la mañana dando órdenes (con el trabajo que tengo), que estos cables no deberían ir por aquí, que llame a quien sea para que cambien una baldosa de sitio, que a parte del sofá quiere una mesa auxiliar para el ordenador... como si yo fuera el que ha diseñado la oficina o el encargado de bienes muebles del ministerio. Espero que se acomodé pronto a su humilde despachito y así me deje trabajar tranquilamente, yo solo quiero currar, sacar mi trabajo y dejarme de tonterías.
Maktub.
9 comentarios
Azimut -
He leido -esperanzado- este post. Existe la posiblidad de que los funcionarios se devoren entre si.
Es muy remota, porque la administracion siempre tiende a crecer.
Saludos cordiales.
ELI--- -
Raquel -
Te lo recomiendo..., proponédle una cena, verás cómo os reis de/con ella...
P -
Cordelia -
Anónimo -
"tu jefa"
Aura -
Belén -
Corazon de Plata -
Besitos pekeño y mucho ánimo para hacer lo que tienes que hacer, piensa que los que trabajamos en la privada no nos queda mas remedio que callarnos y poner el culo, hazlo por nosotros!
Es sólo mi pinión , no quiero ningún mal para ti. Te quiero ya lo sabes.